El correcto manejo de la realidad en los libros

El correcto manejo de la realidad en los libros

El correcto manejo de la realidad en los libros

En nuestra sociedad encontraremos distintas agrupaciones denominadas “clases sociales”, las cuales son determinadas por el nivel económico que cada quien dispone, pero bien, hemos visto esta perspectiva dentro del punto de vista del plano real, más no en la literatura siempre. Son diversas las historias donde existe el típico príncipe azul, los protagonistas son pudientes y pertenecen a la misma clase social (que por supuesto es alta o media alta), pero pocas veces hay un atisbo de realidad en las historias de amor y príncipes azules. Se habla de sueños hechos realidad, personas que, si desean salir de un día para otro a Roma, lo hacen sin importar la suma económica debida, rondas de compras para la primera cita, regalos exorbitantemente costosos y por supuesto, no falta el viaje a París para que los personajes se comprometan.

Sí, suena muy lindo y, de hecho, no estoy diciendo con lo anteriormente mencionado que sea de mal gusto leer este tipo de historias, cada quien es libre de leer lo que le plazca, solo que a ese tipo de historias donde nos tergiversan la realidad de la vida, que todo es “flores y muchos colores” no les caería mal una gota de la realidad. Los libros de la autora Sarah J. Maas son un vivo ejemplo de cómo hay temas que, a pesar de ser muy delicados, se pueden manejar bien; ya hablaré sobre ello.

La autora nos introduce en su saga que inicia con el libro “Una corte de rosas y espinas”, donde el mundo “fae” o mundo donde viven hadas y otras criaturas mágicas (algunas tienen apariencia humana), están divididos del mundo humano, donde las clases sociales se hacen notar. Supongamos que este es un mundo con el estilo de vida que se tenía en la edad media, bailes, brujería, mercado negro por doquier, etc. Como siempre los más poderosos minimizan a los pobres y los pobres quedan marginados de ellos. La protagonista llamada “Feyre”, es una chica de clase baja que con suerte sobrevive cazando en un bosque aledaño a la zona donde vive, un día sale a cazar y por accidente dispara con su flecha a una especie de lobo, uno más gigante de lo normal.

Resulta que ese lobo, era un habitante de la tierra “fae” donde vivían las criaturas mágicas y ella, al ver que era posible que se metiera en un gran problema al haber matado a una criatura de un mundo con tanto poder mágico y económico escapó y se escondió en su casa. La descubren y tiene que pagar yéndose a vivir al mundo mágico en la mansión del ser que la descubrió. Lo único que debe hacer Feyre es adaptarse a la vida lujosa de allá, en la cual se nota el contraste en la pobreza del mundo humano y la riqueza en el mundo fae.

La misma Feyre describe cómo las notorias marcas de sus costillas que se notaban cada vez más mientras vivía en el mundo humano, desaparecieron cuando empezó a vivir en el mundo fae, claro, porque al vivir con alguien de clase social alta, se alimentaba mejor, y, a pesar de que parte de la condena de ella era vivir en ese mundo, no le parecía un castigo. Sentía que la habían rescatado. Entonces se nota bastante la gran diferencia de las posiciones económicas de las diferentes clases sociales en ese libro, hay ricos y pobres y se muestra la realidad exacta de cada uno. También voy a incluir un tema muy importante en esta saga de libros y este es “el machismo”, que en muchos libros no se maneja de manera correcta. Sarah J. Maas es capaz de mostrar en sus historias que la persona quien capturó a Feyre era un hombre posesivo y controlador e hizo que la protagonista se alejara de él y se diera cuenta de lo que tenía en frente.

He visto casos donde hay situaciones injustificables de los cuales se haya la manera de justificarlos.

Hace tiempo leí una historia donde la protagonista se enamoraba profundamente del jefe y el jefe de ella, por supuesto que el jefe era un millonario excéntrico con las posibilidades de llevarla por todo el mundo y mucho más, pero nunca jamás se habló de un tema tan real como es el acoso laboral que era algo que la protagonista que era la empleada sufría por parte del jefe y en el libro eso no se pintaba como algo atroz e indebido, era visto como “ay, el pasa muy pendiente de ella, qué lindo”… ¡No!, eso no es digno de condecorar. Para empezar, la protagonista sentía que a donde salía, la seguían, después, se percató de que el jefe de ella (con quien mantenía una relación secreta) enviaba un “espía” que registraba cada uno de los movimientos de ella con fotos y videos y, por si fuera poco, a ella le mandaba mensajes el jefe donde aparecía ella en esas fotos y ella pensaba “siento que él está muy interesado en mí, lo traigo loco”.

Lo peor es que la misma situación se repetía una y otra y otra vez y nada cambiaba dentro de la historia para permitir al lector pensar “vaya, este personaje tuvo un buen desarrollo”, nada. Se sabe que hay personajes planos y redondos, pero hay algunos que están con el propósito de ser los buenos de la historia, pero no evolucionan como se espera y así nos los quieren vender, como los buenos, haciendo así que muchas personas que lean esa historia lo idealicen y crean que las acciones arraigadas a dicho personaje son correctas, cuando hay situaciones como la anterior que no. Hay que comprender que la ficción debe llevar una buena parte de ficción, pero no debe estar alejada de la realidad, ya que esta influye en las personas que la consumen.

No esperemos que una persona que lee libros donde el abuso sexual sea justificado resulte más adelante culpable del cargo de abuso sexual, porque lo que lee justamente trata sobre eso, entonces este se instruyó en ello y como resultado disparatado él cometió tremenda locura. Parece mentira, pero lo que leemos influye en nuestras vidas y considero que nadie que lea las historias sería capaz de cometer tal atrocidad. El lector debe ser capaz de identificar lo que está mal y bien no solo en la realidad, también en la ficción, es por ello que, los autores responsables de crear historias nos las cuenten con el mayor cuidado posible y sean profesionales con el manejo de temas que también se muestran en la vida real e influyen en el pensamiento y acción de las personas “de carne y hueso”.

Los lectores también debemos ser responsables y cuidadosos con lo que leemos. No todo autor solo por escribir un libro “es un artista”, los artistas son buenas personas, son ejemplos de personas para otras. Hay que tratar en la medida de lo posible apoyar lo bueno que proviene de buenas personas.

Podríamos llamar “artista” a cualquier persona que publique un libro, una obra de arte, una canción, y más, pero antes de apoyar a alguien debemos cerciorarnos de quién es esa persona. En la sociedad que vivimos se acopla la mala tendencia de idealizar a las personas a partir de la amabilidad que muestran a simple vista, por supuesto, una supone que alguien con tan buena imagen es bueno y correcto en lo que se dedica, pero es bueno darse cuenta quién es la persona a la que vamos a decidir apoyar. Cuando decidimos apoyar a alguien que de repente se volvió famoso sin saber ni un poco de él, suceden cosas como darnos cuenta de que el supuesto famoso, antes de serlo, tenía denuncias por acoso, abuso, entre otras atrocidades. Sí, la lectura es ficción, pero hay que estar consciente que en la realidad hay temas bastantes crueles que no debemos valorar menos solo porque están en la ficción.

¿Has oído la frase “somos lo que pensamos, comemos?, equivale a “somos lo que leemos”. Hay lecturas que apoyan perspectivas oscuras de la sociedad y si el lector disfruta de esas lecturas, tiende a romantizar esas historias, es por ello que, hay que ser muy cuidadoso al momento de leer. La lectura influye en nuestros pensamientos y nuestros pensamientos son los que nos ayudan a tomar decisiones silenciosamente y actuar, pero ¿qué pasaría si alguien que sufre de depresión lee una obra en donde le pintan ese mundo como una tontería? Tendría más motivos para decepcionarse, pero si elige una buena obra escrita por alguien responsable y comprometido con lo que crea, el resultado será diferente en el ámbito positivo.

Al leer buscamos escape, buscamos diversión, un romance curso quizás, pero algo que nos haga tener fe en la vida y que, así como encontramos esas cosas hermosas en la ficción, lo podemos encontrar en la realidad. Asimismo, la realidad debe ir a cierta medida de la mano en la ficción.

Escrito por: Francia Celeste Moncada Florentino. 

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