Biografía del autor
Nathaniel Hawthorne (Salem, Massachusetts, 1804-Plymouth, 1864) escribió alegorías, de las que, sorprendentemente, llegaría a arrepentirse. Fue amigo de Herman Melville, quien le dedicó Moby Dick. Fue un recluso voluntario, por una especie de malentendido con las puertas. Terminó sus días como Hölderlin, escribiendo encerrado en una torre. Poe, que no era de halago fácil, dijo de él: «Lo considero uno de los pocos hombres de genio indiscutible que ha llegado a dar nuestro país». Para el editor Duyckinck era como si ese genio, «sin deudas respecto al pasado o a contemporáneos extranjeros», hubiera caído del cielo.
Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, 1859- Crowborough, 1930) fue médico, novelista y un destacado miembro de los círculos espiritistas ingleses. Su primera obra sobre Sherlock Holmes fue Estudio en escarlata (1887) y, aparte de la famosa serie detectivesca, escribió novelas históricas e incluso teatro.
Joseph Rudyard Kipling (Bombay, 1865-Londres, 1936), autor de relatos y cuentos infantiles, novelista y poeta, se le recordará, sobre todo, por sus obras infantiles. Entre ellas, destacan El libro de la Selva (1894), el relato corto El hombre que pudo ser rey (1888), la novela de espionaje Kim (1901), y Puck de la colina de Pook (1906), algunos de ellos, llevados al cine.
Después de rechazar el premio nacional de poesía Poet Laureat en 1895, la Order of Merit y el título de Sir de la Order of the British Empire, Kipling aceptó el Premio Nobel de Literatura de 1907 convirtiéndose en el ganador más joven hasta la fecha de este premio, y en el primer escritor británico en recibir este galardón.
Edith Nesbit (Londres, 1858-1924) escritora y poetisa que viajó por Inglaterra, España y Francia. Se casó a los 21 años con el político Hubert Bland, con quien tuvo cinco hijos. Su vida fue una continua lucha contra la rectitud victoriana de la época. Es conocida por sus libros para niños llenos de humor y con un estilo innovador que, en ocasiones, desarrolla las aventuras de los protagonistas en una realidad cotidiana con elementos mágicos.
Leopoldo Alas «Clarín» (Zamora, 1852-Oviedo, 1901) nació en una familia liberal de origen asturiano. Se licenció en Madrid en Derecho, y allí comenzó a colaborar como periodista y crítico literario en diversas publicaciones, firmando bajo el seudónimo de Clarín, tomado del nombre del gracioso en La vida es sueño, de Calderón de la Barca. Alternó su labor como catedrático de Economía Política y de profesor de Derecho Natural con la redacción de cientos de artículos, además de novelas y ensayos.
Reseña del editor
Los antólogos, como los traductores, son traidores por definición: si los segundos han de adaptar un idioma a las reglas y la música de otro, los primeros escogen una línea argumental y eligen aquello que mejor se amolda a sus intereses entre un número de posibilidades casi infinito para que otros les presten su voz. Así pues, este libro es solo una selección de la literatura que, desde mediados del siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XX, habla del miedo al otro, como individuo o como grupo, del otro como monstruo, de la masa como monstruo, en clave de ciencia ficción. Porque, como dijo Ursula K. Le Guin, «los géneros literarios no son punto de partida, sino de llegada».
Hay en estas páginas seres humanos que mutan, ya sea para bien o para mal, para hacer frente a los avatares de la vida y de la muerte; también sociedades que aspiran, para bien o para mal, al cambio. Mutaciones y distopías que, como se afirma en el prólogo, son «aspectos de una misma circunstancia: nuestra incapacidad de vivir pacíficamente en sociedad responsabilizándonos de nuestros actos y con la conciencia de que compartimos espacio con otros seres vivos, ya sea por amor o por supervivencia; y la incapacidad de tolerarnos a nosotros mismos tal como somos, la necesidad de que algo externo a nosotros nos permita volvernos definitivamente malos o definitivamente buenos».
Jonathan