Este libro sobre el habla malagueña es una anfetamina directa al corazón de los lectores. Se te sube la alegría a la boca, porque en él está Málaga y su forma de hablar ―aunque siempre desde el brillo y el resplandor de lo popular―. Es en la forma y en el fondo una declaración de amor a Málaga, una ciudad abierta al pensamiento y al sentimiento, y a los pueblos que han dejado su huella en esta Málaga del paraíso, esta Málaga de palabras y palabros reinventados, de dichos populares y gentilicios extendidos por un aire perfumado de jazmín y azahar desde los montes al rebalaje.