Hay historias que a pesar de narrar situaciones difíciles, lo que en realidad nos dejan son sentimientos positivos y es precisamente eso lo que me sucedió con Diferente, me hizo sentir una inmensa bondad y estoy segura de que eso mismo le sucederá a cualquiera que decida leerlo.
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Luna es uno de esos personajes que apenas aparecen, se hacen querer y se anidan tan profundo que son muy difíciles de olvidar. Creo que
Eloy Moreno tuvo un gran acierto en no revelar parte de la trama en la sinopsis y dejar que el lector se adentrara a ese mundo desconocido que se esconde dentro de un sombrero tan especial como quien lo porta.
La pequeña
Luna es una de esas niñas que corren con la mala suerte de pertenecer al grupo uno de un millón y sí, de repente podría llegar a parecer una historia un tanto cliché pero te aseguro que el final es tan especial que le da un vuelco a la historia que te dejará admirándola pero sobre todo meditando.
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En un principio pensaba que me encontraba ante cierto realismo mágico de ese que solo se puede implorar cuando estamos cerca de pacientes terminales y que si algo extraordinario ocurre, nos llena de fe y esperanza. Pero, la realidad con la que nos encontramos al final fue la que hizo que este libro me gustase más porque me hizo ver que no se trata de magia sino de bondad.
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Esta novela esta conformada por capítulos cortos y además, el lenguaje es tan sencillo que la convierte en una lectura sumamente ágil.
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Desde un principio nos iremos adentrando en todas las situaciones que vive la pequeña y esto hace que cualquiera se enganche con facilidad, a tal punto de no soltarlo hasta terminarlo. Es de esos libros que se suelen leer en apenas un par de días de lo absorto que mantiene al lector. Y es por ello que yo recomendaría este libro a cualquiera que busque una historia significativa, sin importar si son novatos o expertos lectores.
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En compañía de Luna aprenderemos que no importa cuan mal la estemos pasando, siempre podremos tener un acto bondadoso con nuestro prójimo y ese acto, no importa cuan pequeño parezca, puede hacer muy feliz a quien lo recibe. Seremos consientes de la importancia de prestar atención a los detalles, de lo significativo que se vuelve eso para las personas y lo queridas que las hace sentir. Porque cuando las demostraciones de afecto no solo se quedan en palabras y se transforman en hechos, son esos hechos los que se convierten en caricias imborrables para el alma.
Pero también conoceremos otra forma de vivir el dolor y el duelo anticipado…
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En resumen, una historia difícil, significativa y colmada de bondad, ampliamente recomendada.
"Solo hay que ser observadora, nada más. Solo hay que fijarse en las peculiaridades de las personas, en sus gestos, en las cosas que les gustan, en las que no... Serán esos pequeños detalles los que algún día volverás a encontrar en la gente que se ha ido, en mí misma."