El elefante no siempre tuvo una trompa. Y hubo un tiempo en el que el camello tampoco tenía joroba, el canguro caminaba a cuatro patas y la piel del leopardo no tenía manchas… En cada uno de estos cuentos, ya clásicos, Rudyard Kipling imagina una divertida anécdota que explica por qué algunos animales tienen ciertas características que los diferencian. Con sus magníficas y coloridas ilustraciones Justine Brax resalta el exotismo de estos relatos.