En nuestros días se instaura un nuevo régimen de la ficción que afecta la vida social hasta el punto de hacernos dudar de la realidad. Los reportajes televisivos parecen ficciones y las ficciones imitan con inusitada precisión lo real. A través de internet se viven idilios y se dialoga con interlocutores sin rostro. La percepción de los desastres planetarios está sometida a los caprichos del mando a distancia. Nos asedia la «posverdad». Inadvertidamente, estamos pasando a la «ficción total». Marc Augé nos señala en esta obra los graves peligros de las realidades virtuales, que podrían acabar por sustituir nuestros sueños, fantasías y capacidad de simbolización, las cuales son imprescindibles para la mente humana y la comunicación social