Reseña del editor
«En memoria de los camaradas que murieron por la Revolución Nacionalsindicalista... Ni la Historia tiene derecho a juzgarnos». «Soy camarada de una generación con destino propio. Nuestro destino de morir, mi mismo destino de morir me lleva a Eugenio, el muerto que yo que cada uno de nosotros hubiera querido ser. Huérfanos de apoyo redimimos la tierra de España, para recibir el bautismo del trigo y el bautismo de la sangre. [
] Fuimos a la guerra convencidos de que en su fin podríamos decir lo contrario de la generación remarquiana: estamos totalmente salvados, aunque deshechos por las granadas. Somos jóvenes, elementales, orgullosos, católicos y revolucionarios». (Palabras de Rafael García Serrano en el proemio de Eugenio o proclamación de la primavera). Eugenio o proclamación de la primavera, novela plena de violencia e idealismo, constituye el canto a una juventud considerada heroica y llamada al sacrificio, tanto si esos jóvenes llevaban camisa azul u ondeaban rojas banderas. Para entenderlo con nuestra mentalidad actual, hay que conocer las circunstancias que engendraron el fenómeno y las lecturas que alimentaron a una generación autopredestinada a luchar sin cuartel en los campos de batalla de la piel de toro por considerar que las opciones intermedias, democráticas, habían cumplido indecorosamente su ciclo y debían dejar paso a soluciones extremas, buscando atajos que en la Historia suelen desembocar en precipicios. Una obra que renace del olvido y se enriquece con unas ilustraciones oníricas que buscan aliviar sus más duros pasajes.
Biografía del autor
Rafael García Serrano, escritor nacido en Pamplona en 1917, combatió en la Guerra Civil española primero como voluntario de Falange y luego como alférez provisional en el arma de Infantería, resultando gravemente herido en el frente de Teruel. Tras una larga convalecencia, se dedicó ya en la posguerra al periodismo y a una obra literaria centrada principal –pero no exclusivamente– en la contienda. Premio Nacional de Literatura “José Antonio Primo de Rivera” en 1943 gracias a su novela La fiel Infantería (retirada de la circulación por los censores), escribió también Plaza del Castillo, La paz dura quin ce días, La ventana daba al río… y en 1964, a los “XXV años de Paz”, una obra imprescindible para conocer la guerra a ras de trinchera: el monumental Diccionario para un macuto. "Eugenio o proclamación de la primavera" fue su primera novela. Escrita en el primer y prebélico semestre del año 36, el joven Rafael García Serrano planeaba entregársela en mano a José Antonio, sueño que quedaría truncado por el estallido de la guerra y por el fusilamiento del fundador de Falange en Alicante el 20 de noviembre de ese mismo año. Eugenio es una especie de largo poema en prosa rebosante de juventud, mensajes radicales, dialéctica de puños y pistolas, idealismo y destellos épicos y líricos dedicados a “los camaradas que murieron por la Revolución nacionalsindicalista”.