Diarios En La Vieja Rectoría (1842-1843): 127 (El Ojo del Tiempo)

$ 1,072.00
ISBN: 9788418859687
por SIRUELA
Reseña del editor

Por primera vez en castellano, en una cuidada edición a cargo de Lorenzo Luengo, Siruela publica los diarios de Sophia y Nathaniel Hawthorne entre los años 1842 y 1843, retrato vívido de una época que marcó el rumbo de la literatura y la filosofía de nuestro tiempo.

Diarios en la vieja rectoría es un acercamiento al primer año de convivencia del célebre escritor Nathaniel Hawthorne y su esposa Sophia, cuando, recién casados, se instalaron en una casa de Concord. Es también la exploración de un entorno aún por descubrir, de un paisaje, natural y cultural, donde coincidieron personalidades tan destacadas como Thoreau y Emerson, figuras capitales del pensamiento trascendentalista. Esta filosofía, surgida en parte como reacción al impacto que tuvo la Revolución Industrial sobre la naturaleza y el orden social, se manifiesta en estas páginas en esa forma a veces sobrecogida, a veces exaltada, con que el matrimonio cuida cada retazo del jardín, los frutos de la tierra y las orillas del río que pasa junto a su hogar, en lo que supone una lección moral, elegantemente descrita y con una profundidad tan sabia como enternecedora, para nuestros días.

Alternando sus voces ―la soñadora y enigmática de Nathaniel, la sorprendentemente profunda y encantadora de Sophia―, nos descubren el esplendor y la extrañeza que presenta nuestra realidad más cercana cuando la mirada se detiene sobre ella con devoción y cuidado. Nos enseñan el valor de la quietud, las inesperadas recompensas de la pausa. Como apunta la introducción a estos diarios, «el mundo del mañana tenía para ellos la belleza de sus mejores sueños, y las páginas que escribieron cuando soñaban con nosotros siguen siendo todavía maravillosamente jóvenes».

Biografía del autor

Nathaniel Hawthorne (Salem, Massachusetts, 1804-Plymouth, 1864) escribió alegorías, de las que, sorprendentemente, llegaría a arrepentirse. Fue amigo de Herman Melville, quien le dedicó Moby Dick. Fue un recluso voluntario, por una especie de malentendido con las puertas. Terminó sus días como Hölderlin, escribiendo encerrado en una torre. Poe, que no era de halago fácil, dijo de él: «Lo considero uno de los pocos hombres de genio indiscutible que ha llegado a dar nuestro país». Para el editor Duyckinck era como si ese genio, «sin deudas respecto al pasado o a contemporáneos extranjeros», hubiera caído del cielo.

Sophia Peabody Hawthorne (Salem, Massachusetts, 1809-Londres, 1871) hablaba alemán y francés, leía en latín, griego y hebreo, y era una pintora muy elegante. Recibió clases de dibujo del ilustrador alemán Francis Graeter, y posteriormente de Chester Harding, quien le enseñó las técnicas de los paisajistas franceses. Durante los últimos años de su vida se dedicó a editar, y en muchos casos censurar, por un pudor a todas luces exagerado, los diarios y cartas de su marido.