Reseña del editor Nochebuena de 1938. El cielo estaba hermoso. Las estrellas brillaban en todo su esplendor. De rodillas pedí al Recién Nacido que en aquel instante sagrado velase el sueño de los soldados de España y poblase su imaginación con todos los recuerdos venturosos de su infancia, cuando la Nochebuena transcurría para ellos en el calor del hogar paterno y en la atmósfera cordial de la familia. * * * Muchos y famosos fueron los visitantes extranjeros que acudieron a la España republicana en guerra, bien para combatir, bien para narrarla. Menos conocidos pero acaso igual de numerosos fueron los personajes que eligieron venir al bando nacional guiados por los mismos móviles que aquellos. Los franceses Albert-Louis Deschamps, Brasillach y Bardeche o el decepcionado George Bernanos; el soberbio poeta sudafricano Roy Campbell; los militares ingleses Peter Kemp y John F.C. Fuller; el ilustrador boliviano Arturo Reque Meruvia, Kemer, o el cineasta norteamericano Russell Palmer son prueba de ello. Héctor Colmegna, médico argentino, se enroló muy pronto como voluntario a las Brigadas Navarras, con las que hizo toda la guerra desde el frente del Norte hasta la caída de Barcelona. Unidades formadas en su origen por milicianos del Requeté o la Falange, las Brigadas Navarras formaron parte muy principal en la masa de maniobra del Ejército de Franco, lugar natural elegido por un católico convencido como era Colmegna para prestar sus servicios asistenciales. Este libro es su diario de combate, relato vívido de la Guerra Civil a ras de trinchera, plagado de jugosas anécdotas, interesantes reflexiones sobre la sanidad militar y juicios de valor sobre una contienda luchada por ambos bandos con un extraordinario fervor ideológico y espiritual. Biografía del autor Héctor Bruno Colmegna Macchi (Buenos Aires, 1893-1990), nacido en el seno de una acomodada familia argentina, se encontraba de vacaciones en Biarritz el verano de 1936 tras haber asistido a unos cursos de perfeccionamiento en la Facultad de Medicina de París. Ferviente católico, no dudo en presentarse como voluntario a las columnas navarras que partían para los distintos frentes desde Pamplona. Con dichas fuerzas, convertidas luego en Brigadas y más tarde en Divisiones Navarras, haría toda la guerra, asistiendo a heridos en las principales batallas de la guerra: el frente Norte (Vizcaya, Santander y Asturias, 1937), campañas de Aragón (1938) y entrada en Barcelona (1939). Tras asistir en Pamplona a los sanfermines del 39, repasó la frontera de vuelta a Francia y de ahí a su país natal, Argentina, donde se dedicó por entero a su carrera hasta su muerte en Buenos Aires en 1990. Animado por sus amigos, se decidió a narrar su testimonio apoyándose en las numerosas notas que fue tomando en su diario, fruto de las cuales nacería este libro del que sólo se conoce una edición hasta la fecha, la de la sucursal austral de Espasa-Calpe del año 1941.