ISBN: 9788429307856
Editorial: Salterrae
Año de edición: 2019
Edición: 1
N° Páginas: 752
Descripción: Qué cosa hay tan tuya como tú mismo? ¿Y qué cosa hay menos tuya que tú mismo?” estas palabras de san agustín pueden condensar la base de experiencia humana sobre la que se asienta la visión creyente del hombre. Nporque nada hay más nuestro que la fraternidad y nada hay menos nuestro que el ser realmente hermanos. La antropología teológica, en este sentido, no pretende añadir nada a las diversas determinaciones humanas que otros saberes descubren y estudian (corporalidad, autoconciencia, necesidad de un mundo”, socialidad, sexualidad, capacidad de progreso, de razonamiento, de juego...). Simplemente descubre que todas esas determinaciones humanas se encuentran bañadas por una doble luz contradictoria: nen todos esos contenidos, el hombre es, a la vez, particularidad universalizada, relatividad absolutizada, creatura-imagen de dios. y esta base contradictoria se agudiza aún más, primero, por el pecado del hombre (egoísmo potenciado”), que diviniza su propia particularidad limitada instaurando estructuras de dominio o pervitiendo las estructuras de fraternidad que otros intentaron crear; y luego, por la mirada benevolente de dios”, que sigue ofreciendo al hombre la posibilidad de valer absolutamente, pero no por lo que él haga o tenga, sino por el amor de dios que se le ofrece como llamada y como proyecto: un proyecto de hijo” que se verifica en el seno de una vocación a la fraternidad, en el seno de un proyecto de hermano”.nla lenta trayectoria de esa gracia, que libera al hombre de sí mismo para liberarlo para los demás y que es ofrecida a todos (creyentes explícitos o no), es lo que más detenidamente se estudia en esta obra, valiéndose para ello de un doble recurso fundamental: el recurso a la experiencia humana, que es siempre lenguaje y gramática para el mensaje de la fe, y el recurso a la historia de la teología, cuyas duras experiencias van marcando un difícil camino entre la derecha” jansenista, que cree poder afirmar a dios a costa de la fraternidad humana (y que hoy revive, según el autor, en muchos movimientos involucionistas), y la izquierda” pelagiana, que cree poder realizar lo fraterno (es decir lo divino) del hombre al margen de la gracia de dios.nal acabar esta trayectoria, tal vez el lector se atreva a repetir que, a pesar de tantos crímenes y a pesar de tantos pesares, hay en el hombre más cosas dignas de admiración que de desprecio”.