El ritmo, el sonido, el movimiento, el gesto de amor, la alegría y la risa son el abono que prepara el terreno para el sano crecimiento multidireccional del niño. Con esos estímulos desarrollará dos importantes aspectos que contribuyen saludablemente a la vida. Por un lado la apertura a una socialización sin dificultades y, por otro, la predisposición viva por aprender.Tanto la estimulación temprana como la continua son el eje sobre el cual giran las relaciones interpersonales positivas y la afectividad.Se constituyen en complementos indispensables para la educación en función de la vida, donde el placer de aprender genera la satisfacción de poner en práctica lo que se aprende.Por lo tanto, bajo toda estimulación subyace el impulso que permite aflorar el interés latente que hay en todo niño como patrimonio. Para que asome la flor de la creatividad y la búsqueda, es indispensable regar esa planta florecida. La estimulación es el hidrante que alimenta el crecimiento, pero debe ir acompañado por el acto afectivo de tomar el recipiente y regarla regularmente.Aun antes de nacer, el niño percibe, experimenta el placer de la dedicación y el amor que despierta en los adultos... pero hay que darle señales para ello. Estos gestos tendrán continuidad durante su crecimiento. El pequeño tiene una gran capacidad mimética. Si crece respirando ese clima de alegría y estímulo que mencionamos, tendrá el oxígeno necesario para progresar en la adquisición paulatina de conocimientos, en el adecuado desarrollo físico, y ampliará sus capacidades sensoriales, motoras y afectivas.Nuestro objetivo es transitar juntos por las páginas de este libro con el fin de que padres, familiares y parientes cooperen y construyamos la senda de educar para que nuestros hijos se encaminen en una vida útil y saludable.
- Libro impreso
- Edición: 1
- TRILLAS