Reseña del editor
En este sensacional libro, Rafael de Nogales, un indómito aventurero venezolano que fue comparado con Lawrence de Arabia, cuenta toda la peripecia de su empecinada participación en la Primera Guerra Mundial. Aunque se ofreció a otros bandos -belga, francés, alemán-, acabó enrolado en el ejército turco y comandando un cuerpo de choque que le granjeó altos honores militares e incluso le permitió tener su propia guardia personal. Cuatro años bajo la Media Luna, publicado en 1924, es, entre otras muchas cosas, una crónica de avatares de este "caballero andante" a lo largo y ancho del frente turco durante la Primera Guerra Mundial. Al trote de su periplo, acompañamos a Nogales por la estepa de Anatolia, el Cáucaso, Mesopotamia, Siria, Persia, Palestina, los Santos Lugares mahometanos, el Sinaí egipcio... mientras se codea con todos los personajes implicados en el alto mando otomano y alemán en cada uno de los frentes en que participó. Especialmente recordado es su paso por el frente del Cáucaso y su participación en el sitio de Van, donde fue testigo de los desmanes del ejército turco con la población armenia, y respecto del cual mostró su completo desacuerdo con el mando turco, dada la crueldad de los hechos y su propia condición de cristiano. Hoy este libro se considera uno de los testimonios más tempranos y de primera mano de lo que se conoce como el "genocidio armenio", del que Nogales hace un crudo relato. ¿Por qué se recuerda a Lawrence de Arabia y se olvida a Nogales? Los dos han sido temerariamente aventureros, los dos "han trabajado con las manos tintas en sangre" durante varios años en el desierto; los dos fueron escritores. Cuatro años bajo la Media Luna, el libro del general Nogales, tiene la misma grandeza sombría que Los siete pilares de la sabiduría de Thomas E. Lawrence. Creo que era un deber de justicia evocar el libro del aventurero Nogales, mientras que se recuerda tan vivamente la obra de Lawrence. Roberto Arlt PRÓLOGO DE JAVIER GONZÁLEZ-COTTA
Biografía del autor
Rafael de Nogales Méndez nació en Venezuela en 1877. En 1886 con la mudanza de su familia al gran Berlín del káiser Guillermo, recibe instrucción en las academias castrenses alemanas. Desde entonces hasta su muerte, la carrera de Rafael de Nogales es una aventura permanente. Participa en la Guerra de Cuba (1898) en apoyo de la causa peninsular, entre 1899 y 1900 recorre el Magreb, el Indostán, Afganistán, Indonesia, Angola, Argentina, Brasil; se enrola en la guerra del Japón (1903-1904) al servicio de los crecidos nipones. Parece no haber lance que se le resista. En Nevada y en California se convierte en buscador de oro. En Alaska arponea ballenas. En Arizona domina las artes del vaquero. Desempeña misiones militares en México y conoce los pormenores de la Nicaragua de Sandino. En todo caso su fama le vino de su periplo en la Primera Guerra Mundial. Tras desembarcar en Calais en agosto de 1914, intentó alistarse sin éxito en el ejército belga y francés. Finalmente, acabó sirviendo en el ejército turco durante casi todo el conflicto. De todo dejó recuerdos en varios libros de memorias que Almuzara se ha propuesto rescatar. Tras tantas andanzas, falleció en Panamá, entre la pobreza y el olvido, un 10 de julio de 1937 mientras realizaba una misión confidencial para su país natal.