Se dice que la vida es una competencia vertiginosa, pero al final solo queda lo que uno sembró, lo que inspiró y lo que enseñó. Lo maravilloso de la enfermedad bipolar es que nos obliga a hacer pausas, pausas que suelen ser profundamente dolorosas, pero que nos apremian a bajar el ritmo, a salirnos de la espiral de velocidad en la que estamos sumergidos. Nunca desistí. Cada vez que volví a mis letras, encontré que mi lenguaje interior se encontraba en calma y, por ende, más equilibrado. Publicar este libro ha sido una catarsis personal: un proceso de sanación, de autoconcentración extrema y de disciplina.
- Idioma: Español
- Libro Impreso
- Nuevo y sellado