“Un hombre de corazón eclesial”. Así describe el papa Francisco al cardenal Herranz en el prólogo de este libro. Una de las claves de lectura es el amor a la Iglesia y al papa, sea quien sea, que atraviesa todas sus páginas. Otra sería el Concilio Vaticano II y su aplicación en la vida cotidiana del Pueblo de Dios, que llama a todos a conocer y amar a Cristo y a difundir su mensaje de salvación. Por eso, más allá de una continuación de los recuerdos sobre san Juan Pablo II y san Josemaría Escrivá recogidos en su anterior libro En las afueras de Jericó, se despliega, partiendo de sus vivencias con Benedicto XVI y el papa Francisco, una panorámica de la Iglesia.
Desde hace seis décadas, ha sido testigo privilegiado de las profundas transformaciones del mundo y de la Iglesia. Su mirada, de largo alcance hacia el pasado, no permanece ahí, sino que alcanza y apuesta también por el futuro. El futuro de una Iglesia que sigue siendo la misma que nació en el cenáculo de Jerusalén y soñaba con llegar “a todas las naciones” (Mt 28-19) anunciando el Evangelio de la alegría.
Los medios dicen:
El Papa actual está abierto a la escucha, agradece las sugerencias que se le hacen, ha contestado con premura las cartas que él le ha escrito y pide al Espíritu Santo no equivocarse y si lo hace, saber rectificar. Recomiendo ampliamente su lectura que ayuda a desmontar el propósito de muchas personas de contraponer a Francisco con Benedicto.
Marcela Navarra Hernández, delibris.org.
Un valioso –y profundo– texto para todos aquellos que quieran entender la historia de la Iglesia en estas dos primeras décadas del siglo XXI.
Ana Sánchez de la Nieta, Aceprensa.
- Idioma: Español
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