En 1891, Pablo Picasso, que acaba de cumplir 10 años, se traslada a vivir con su familia a A Coruña. El chico se adaptará pronto a su nuevo entorno y dará muestras de su carácter curioso e inquieto. Allí germinará su pasión por la pintura, expondrá su obra por primera vez y vivirá su primer amor.