Julio Romero de Torres (1874-1930) fue venerado y recordado tras su muerte como el pintor del alma de Córdoba, pero también admirado de forma enfervorizada en vida por la ciudad donde nació y desarrolló la mayor parte de su obra. Pintor de renombre internacional, a caballo entre el regionalismo y el modernismo pero siempre con un toque genuino, hoy los cuadros de Romero de Torres continúan siendo cotizadísimos en las subastas y su figura sigue de plena actualidad a través de numerosos libros y exposiciones. En esta publicación se analizan su vida y obra, pero también y sobre todo la vida, tanto la cotidiana como la marcada por los grandes eventos, de esa Córdoba que fue su álter ego: la Córdoba que tanto le amó y a la que él tanto amó. Por las páginas de este libro desfilan personajes populares como el bandido «Pacheco», que dio nombre al galgo del pintor, o los piconeros de Santa Marina; nombres históricos como José Cruz Conde, Antonio Jaén o los marqueses de Viana; espacios urbanos que se crearon entonces, como la plaza de las Tendillas y su entorno; rincones que se pierden como las puertas de la muralla o el Hotel Suizo; los ecos en Córdoba de las guerras de Cuba y de Marruecos; la Córdoba taurina; las «fuerzas vivas» de una ciudad que apenas pasaba de los cien mil habitantes a la muerte del pintor; la esencia cordobesa de las tabernas, las verbenas, las veladas y las casas de vecinos… Juan José Primo Jurado, que se ha acercado con lucidez y amenidad a la historia e intrahistoria de Córdoba en otras ocasiones (Paseando por Córdoba, Teoría del séneca cordobés, Córdoba, ciudad eterna) realiza un seductor viaje en el tiempo, un periplo histórico y visual, a la ciudad y a la sociedad que vivió con Julio Romero de Torres y que ya está para siempre unida a su nombre.