Un día Grisela se sintió muy triste, tan triste como su piel gris. «Tengo que hacer algo», pensó. Cogió un bote de pintura roja y dijo: -Si me pinto de un color alegre, seguro que me pongo contenta
Grisela es una fábula actual sobre la importancia de ser uno mismo, aceptándose con los defectos y las virtudes propios de cada uno. Cuando se siente mal a causa de su aspecto, la ratoncita protagonista prueba a pintarse de varios colores pero ni de rojo, ni de verde, ni de amarillo, ni a rayas, ni con flores consigue sentirse mejor. El motivo del rechazo, que acentúa su tristeza, son las burlas de los demás animales. Hasta que un repentino contratiempo la lleva a meterse en el agua y entonces sucede que