Esta correspondencia constituye el testimonio de un encuentro singularAƒA simo entre un joven poeta y un escultor consagrado de sesenta y un aAƒA os. Refleja la relaciAƒA n de dos figuras mAƒA¡ximas de la poesAƒA a y del arte a finales del siglo XIX y principios del XX, Rainer Maria Rilke y Rodin.